El fuego se apodera lentamente de mis venas; las llena de aire caliente, de sudor, de pensamientos inmorales y pecaminosos. Siento como cada uno de los poros de mi piel se abre, permitiendo el paso de los perfumes sensuales de mi cuerpo... Me decís palabras fuertes, me expresas tu deseo, tus ganas y tus fantasias; me dedicas tu aliento y, secretamente, derramás en mi tus mas íntimas sensaciones. No estoy presente pero lo sé, se adivina, se siente la tensión de tu rostro, de tu cuerpo para luego dejar lugar al relax absoluto en el mas profundo de tus respiros...en mis oídos.