No lo se. Sólo sé que se dió así. Como en esas novelitas baratas de kiosko o los refritados novelones latinoamericanos.
Como en un cuento malo, de brujas y gnomos, envenenamientos y sacrificios.
Alguna vez me pregunté por qué yo no conocí ese amor quemante, ese que te atrapa y no te suelta, al que te rendís incondicionalmente y por el que desdibujas tu ser para convertirte en el otro. Por qué a mi me estaba vedada esa posibilidad?
Buceando en mi cotidiano encuentro detalles que llaman mi atención: el gusto por las baladas, la preferencia de un paisaje lacustre a uno marino, la brisa que te congela la cara...
Y descubro situaciones inolvidables que me hicieron quedar en el tiempo y el espacio pretendiendo sostener vivo el recuerdo perdido. Aún siento el olor del papel quemado, de palabras dulces y tiernas, cremadas, volátiles, que se fugaron en el
humo gris...
Muero por sonrisas generosas y reales llenas de dientes brillantes...
Desmayo por ojos verdes y vivaces como la gramilla en primavera...
Me río a carcajadas cada vez que puedo...
Recuerdo con exactitud direcciones que visité hace mas de 25 años una sola vez...
Siento gusto a anís en mi boca...
Me desvivo por besos robados, apasionados, eternos...
Sigo mirando hacia el Lago Nahuel Huapi gozando el abrazo mas maravilloso que sentí en mi vida...
Nada de eso puede recobrarse, nada, sólo queda el recuerdo.
Lo bueno de todo esto es pensar que tuve la dicha de conocer el verdadero amor, que hubo alguien en mi vida que daba todo
por mi, a pesar de la existencia de ese gnomo que jugó con nuestro destino confundiendolo hasta hacerlo desaparecer.
Yo conocí el amor una vez...
Como en un cuento malo, de brujas y gnomos, envenenamientos y sacrificios.
Alguna vez me pregunté por qué yo no conocí ese amor quemante, ese que te atrapa y no te suelta, al que te rendís incondicionalmente y por el que desdibujas tu ser para convertirte en el otro. Por qué a mi me estaba vedada esa posibilidad?
Buceando en mi cotidiano encuentro detalles que llaman mi atención: el gusto por las baladas, la preferencia de un paisaje lacustre a uno marino, la brisa que te congela la cara...
Y descubro situaciones inolvidables que me hicieron quedar en el tiempo y el espacio pretendiendo sostener vivo el recuerdo perdido. Aún siento el olor del papel quemado, de palabras dulces y tiernas, cremadas, volátiles, que se fugaron en el
humo gris...
Muero por sonrisas generosas y reales llenas de dientes brillantes...
Desmayo por ojos verdes y vivaces como la gramilla en primavera...
Me río a carcajadas cada vez que puedo...
Recuerdo con exactitud direcciones que visité hace mas de 25 años una sola vez...
Siento gusto a anís en mi boca...
Me desvivo por besos robados, apasionados, eternos...
Sigo mirando hacia el Lago Nahuel Huapi gozando el abrazo mas maravilloso que sentí en mi vida...
Nada de eso puede recobrarse, nada, sólo queda el recuerdo.
Lo bueno de todo esto es pensar que tuve la dicha de conocer el verdadero amor, que hubo alguien en mi vida que daba todo
por mi, a pesar de la existencia de ese gnomo que jugó con nuestro destino confundiendolo hasta hacerlo desaparecer.
Yo conocí el amor una vez...
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