Ni el filo lacerante de un cuchillo
ni la punta afilada de una aguja
Ni la pesada roca sobre mi boca
ni miles de golpes en mi pecho
Ni la mirada esquiva de un hijo
ni cientos de fuegos en mi piel
ni el sol incandecente en mediodia
ni el agua hirviente en mis manos
Ni el dolor de miles de hombres
ni las lágrimas de un amante
ni la falta de lunas o estrellas
ni el frio extremo en mi desnudez
Nada duele tanto
como esta pesada realidad que me agobia
como éste silencio nefasto
como tu mentira atroz
como tu abandono
y la pena.
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